domingo, 6 de julio de 2008

2. Carolina solamente...

Aquél chocolate estaba con certeza muy bueno o Carolina tenia mucha hambre, pués cuando comienzó a masticar, sució la ropa y la cara de ángel con los sabores de cacao azucarado.
Encuanto se deliciaba, yo la miraba y me preguntaba donde podría haber salido tan bela niña. Pagué el chocolate y salí con ella de la tienda para ver si dando una vuelta por la acera, sin embargo encontraria su familia.
- Dónde has venido?. - Pregunté yo.
- De allí, respondió Carolina, como se recordarse al final alguna cosa. Estoy con mís padres. Ellos están en las compras y yo ando un pouco por la ciudad mientras espero.
- Ora, bueno... Creía yo que tu estubiera perdida y olvidada por tus familiares. Estaba con um aire tan lejano que no sabría lo que piensar. ¿Cómo te llamas?, pregunté, todavia desconfiado.
- Carolina. Mi nombre es Carolina solamente.
- ¿Carolina solamente?
- No, tengo outro nombre después de Carolina, pero a mi no me gusta. Dije ella, explicando.
-No pasa nada. No tengo interés en saber tu nombre completo. ¿No te crees que ya está en la hora de volver para cerca de tus padres? Ya deben estar preocupados.
- No. En la verdad no tengo voluntad ninguna. Ellos a mi no me gustan. Dijeme ella, bajando la cabeza.
- ¡Vaina! - exclamé yo. Por veces piensamos que las personas no gustan de nosotros, pero es porque uno tiene su forma de demonstrárselo. No te preocupes. Con toda la certeza ellos a ti le gustan y justo en ese momento ya están preocupados. Mira , hay una pareja en la puerta de la tienda. Sin embargo procuran a alguien. – Dijele yo.
- Son ellos. Son mís padres adotivos. Dije ella, pero una vez más bajando la cabeza tristemente. No quiero yo volver a la casa con ellos.
- Perdoname Carolina, pero tienes que volver con ellos. A nadie en parte alguna has de poder quedar contigo a cargo. Tu solo puede salir de casa y de la responsabilidad de sus padres cuando tuvieres dieciocho años. Hasta este día, tiene que ser alimentada, alfabetizada y convivir con ellos. Cuando tuvieres edad para salir de casa para vivir su própia vida, teneré mucho placer en ayudála. Ahora va. Ellos la esperan.
Carolina, dio dos pasos para frente y después miró para trás diciendo a mi, "Yo no voy olvidar do que me lo dice. Ni de tu rostro. Cuando hicir dieciocho años vengo a buscarte para que me ayude".
- Pero tu no me conoce. Ya ahora me apresento, soy Jonas Almeida, a su dispor. – He hecho una venia con mi cabeza quitando mi sombrero.
Carolina sonreío y fue lentamente al encuentro de sus padres.
Iba sin voluntad ninguna cuando notó la mirada de una mujer que estaba parada en la esquina con un crio en sus brazos y al que parecia, con una mancha violeta en su mentón.

1. Carolina llega a la ciudad

Delante de un lago, una mujer pensaba en su vida.
No estaba sola. Con ella estaba su perro. Su amigo fiel y cómplice de sus lágrimas. Llamase Carolina. Tiene hoy 86 años y una vida entera para acordar.
Yo soy un viejo amigo della y voy les contar la historia de Carolina. Una mujer, cuya educación no ha venido de cuna, cuya piele arrugada conta demasiadas historias de sufrimento y dolor. Pero también, una mujer que a pesar de todo lo que pasó, tube capacidad para amar y perdonar como a nadie.
Carolina Pignar, conocida por lo todos como Doña Carol. Y cariñosamente por "Nuestra Señora Carol", o solo "nuestra Carol". Llegó a la ciudad de Mayerland con diez años de edad y hablava poco y con miedo. No conocia a nadie todavia y no tenia muchas informaciones familiares para contar.
En aquél día, usaba un vestido blanco con unas flores pequeñas y rojas, calzaba un zapato de la época también blanco, pero este barnizado y limpio. Parecia salida de un libro de cuento de hadas. Con sus cabellos rubios de brillo dorados, miraba para todos con curiosidad y amistad. No parecia tener hambre ni necesidades, pero deambulaba solita de un lado para el otro, como si estubiera a procura de algo que no encontraba.
Cuando la vi, imaginé que estubiese perdida y me encaminé para ella piensando en le ofrecer ayuda.
- ¡Holá! ¿Estás sola? ¿Dónde están sus padres? – Pregunté yo amablemente.
Carolina no contestó y yo miré una vez más para todos los lados para tener la certeza que alguien estubiera a su procura. No lo vi a nadie preocupado y nadie imaginó que yo no era su verdadero acompañante. Es natural que las personas hubiesen piensado que yo seria el abuelo de la pequeña Carolina, y han dado poca importancia a nuestra presencia.
- ¿Quieres un chocolate? ¿Le gustaria de masticar una grand y deliciosa barra?. – Pregunté.
Carolina dije que sí y seguióme inocentemente para dentro de una loja que estaba cercana. Le habia comprado así, un grande chocolate envasado en papel rojo y le dijera que iba combinar con su ropa y zapatito. Ella sonréio divertida y abrió el envase con cuidado para que en el final pudiera guardar el papel como recuerdo. Ella me habia dicho que tenia la mania de guardar todo lo que consideraba impuertante.
Bueno, no piensen vosotros que soy yo algun pedófilo. No. Me encanté de la pequeña cuando la habia visto. Tan bonita como un ángel. A mi me gusta los niños y no tenia capacidad para tratarlos mal. Lo que quiero yo, es contarles la historia de esa niña en especial que se llama Carolina, sin embargo hoy es una señora.

Lectores compreensibles

Datos personales

Mi foto
Palavras para que? Quem fala de amor, não espera retorno. Simplesmente acredita! Tenho uma poção mágica... Bebendo te esqueces de tudo o que consideras "problema" É feita de "Deixe para lá", "Não ligue", "Esqueça", "Amanhã é outro dia", "Graças a Deus" e "Deus me livre". Coloquei um beijinho lá dentro...Mexi tudo. Pronto! Virou doçura. Deu certo. Bebi e ofereci aos meus amigos. Chamei esta poção mágica de Pequeno Milagre!...